viernes, 8 de noviembre de 2013

Impotencia

La habían violado, y lo único que pude hacer al respecto fue dirigir mi cuerpo por un acto de protocolo, a mi manera de ver, hacía las autoridades pertinentes, llevaba siendo mi alumna poco mas de un año, no se en que momento me gane la confianza para que me pidiera para una pastilla abortiva y mucho menos tengo idea de que la hizo contarme que su propio padre la violó 4 veces, mientras la amenazaba con matar a todos su familiares si lo contaba.

El caso es que son las siete de la noche y estoy entre medicina legal, una estación de policías y mi mente que no me deja pensar, pues me atormenta con la idea de que puedo hacer. Estoy de manos atadas, los agentes y médicos me felicitan, agradecen y les respondo por cortesía, no poder hacer nada, me hace pensar en lo poco que puedo hacer por las mujeres allegadas a mí, siento impotencia mezclada con odio y al saber que es todo lo que puedo hacer, me dan ganas de vomitar.

La acompaño a casa junto a los que se supone harán justicia y la escena es desgarradora, se habla de aborto, que todo va a estar bien y en toda esta conversación yo pienso en la clase de mundo en la que vivo, pues nunca llegue a imaginar que estuviera tan mal como uno de mis amigos decía siempre.

Decido salir a tomar, una especie de purga contra el asco que siento por el mundo, el resultado es mas impotencia de lo soportable por el ser humano y siento mas impotencia de lo que ya sentía, pues lo único que se me ocurre es matarlo y si lo hago el gana, pues con lo que ha hecho ha demostrado que jamás nadie podría superar lo bajo que puede caer una persona.

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