viernes, 8 de noviembre de 2013

Salomé

3 días llevaba Salomé encerrada en su negro cuarto, solo acompañada por su pincel.
A pesar del frío solo vestía sus botas, una bufanda y sus bragas negras también.
Su vestido rojo colgaba en las afueras de su habitación junto con todo lo que tenía, estaba como en estado de trance, solo había llegado a sacar sus cosas y a usar su pincel
No le importo la comida o algo mas, solo él uso de su pincel en las paredes de su cuarto
Sus padres "intervenieron" mañana iba a ser nombrada en el cargo que siempre habían soñado para ella, empezaron por cosas fáciles, luego las amenazas, por último su padre llevaba cerca de 8 horas gritando.
Según se pudo entender nada la movió, solo pasar su pincel por las paredes
Al cuarto día, Salomé  tomó su vestido y grito : porque a mis funerales voy de rojo.
Su madre con ojos carmesí le preguntó que le pasaba y ella respondió que pintaba su habitación antes de tomar su cargo y se encaminó al baño
La madre entro al cuarto (su hija no tenía pinturas)  y solo vio las mismas paredes que ella desde los 15 años de Salomé  se había empeñado en pintar y su hija no lo permitía, susurro algo al oído de su esposo y se dirigió al baño, donde pregunto :
¿Salomé que te sucede? En la habitación no ha habido ningún cambio
Salomé salió del baño radiante, su cabello negro bien arreglado, los labios rojos, su vestido rojo, zapatos del mismo color y ya se pueden imaginar el color de las bragas (que planeaba que alguien se las quitara pronto)
Miro a su madre directamente a los ojos, la tomo de la mano y la guío a su cuarto, diciéndole mira mamá, ella la obedeció por inercia pensando que su hija estaba loca, pero al ver la felicidad en su rostro, no le importaba si estaba demente, nunca la había visto tan feliz.
Esto mamá es el primer logró de mí vida del que nadie me podrá reprochar nada, puesto que es solo MÍO, si quieren lo comparto con ustedes p...
Su madre lé puso las manos en los labios, la abrazo y lloro, su hija no iba a tener el trabajo que ellos querían, pero iba a empezar a ser feliz, quizá por primera vez

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