miércoles, 4 de diciembre de 2013

Con la luz encendida

¿Podrías apagar la luz por favor?
Cada vez que pedía eso apagaba todo deseo en mí, por suerte para ambos ella sabía ambientar las cosas en la oscuridad. Aunque no era lo mismo, no era precisamente morbo el escrutarla a plena luz, la deseaba de tantas maneras y lo único que repetía para dejar que la tomara como quisiera era que apagara la luz.

Cumplida esta condición no había reglas, cualquier cosa que me viniera a la mente era permitida, me gustaba eso, no podía ocultarlo, sin embargo quería verla, mas por ella que por mí. Era importante para mi el hecho de hacerle saber que no importaba nada para mí mas que ella, defectos incluidos. Una de las mayores razones para estar a su lado eran los defectos, la hacían real y eso para mí era estimulante.

Luego de esa noche me decidí.
Iba a seducirla con el sol en lo mas alto, preparé todo meticulosamente, escogí la música adecuada, vino tintó, la comida ideal, una película que la hiciera acercarse, pero lo mas importante, las palabras perfectas, la razón por la que me la llevaba cada que quería mas que mis caricias y besos, era la expresión de lo que provocaba en mí.

El encuentro empezó bien, a medida que aumentaba la excitación, crecía su miedo su miedo, al ver su rostro sonrojado, mis intenciones se reafirmaron, quería el recuerdo de su cuerpo desnudo en mi mente para siempre.

Cuando ya no pudo mas, por fin su blusa y brasier se mudaron al suelo, toda la excitación del momento desapareció, para dar paso a un rubor en su rostro, manos en sus senos, mientras me pedía que no la mirara.
Solo pude sonreír, la tome del rostro, la bese con pasión suficiente e hice que entendiera, con palabras que solo son de ella, que su cuerpo era una extensión de su ser, que lo quería completo, no debía tener inseguridades con respecto a lo que pensará de su cuerpo.
Yo amaba su cuerpo porque hacía parte de su alma.

Desde ese día hasta ahora, la luz permanece encendida en nuestra relación, pues para apagarla ella tendrá que dejar de ser lo que es, por suerte para mí eso no pasara.

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