jueves, 29 de marzo de 2012

Alma de Gaia (Fragmento) Autor : Shiro Ichigawa



1. NIEVE BLANCA DE LAS REMINISCENCIAS
Ya era muy de noche… las luces de la ciudad palidecían y se perdían entre copos de nieve, el perro que solía frecuentar la salida del viejo restaurant en busca de comida había empezado su ronda; una escena triste, triste y rutinaria que se desarrollaba a ojos de quienes en la noche encontraban el inicio de su día.

Aun mas al norte podían verse pequeños tumultos de personas, mujeres de la vida fácil buscaban clientes, enseñando su cuerpo albino, pero a la vez marcado por el cruel pasado, quizás buscaban un par de marcos para alimentar a sus pobres hijos, o a sus padres, la melancolía mezclada con una pizca visible de pobreza se notaba en esas mujeres, Locos, indigentes, era un desfile de personas olvidadas por el mundo, olvidadas por ellas mismas. Camine un poco mientras encendía un cigarrillo, una larga calada seguida por una exhalación y a paso lento me alejaba de esa comunidad de vivos y a la vez demacrados seres; No paso mucho cuando las campanas anunciaban el final del día, el inicio de lo que los hombres llamaban “la hora de las brujas” la medianoche, y solo pensaba para mi mismo lo que aquel choque de metal hacia recobrar de mis viejas memorias – La iglesia de St. Michaelis – pensé mientras seguí avanzado, el recuerdo de lo que Gomorra había arrasado hace ya un buen tiempo, el recuerdo de los viejos sonidos de mi ciudad natal, que iban desapareciendo al compas de una mórbida melodía compuesta de una sucesión de explosiones, un Vals de muerte acompañado de un festín macabro endulzado por el cruel sonido de gritos de dolor, por el ultimo suspiro que culpables e inocentes dejaban en este mundo para los que sobreviviesen, justo cuando mi tez palidecía por aquel recuerdo pude regresar a la realidad al escuchar mi nombre ser pronunciado por una voz Cálida y llena de Vitalidad - ¡Alger! – gritaba esa voz muchas veces mientras se hacia mas cercana, para ese momento los recuerdos se esfumaron como desaparece el humo del cigarrillo luego de dispersarse en el ambiente, me detuve y espere que la voz estuviese cerca, hasta cuando pude ver de quien procedía.

Nuevamente me halle caminando, esta vez acompañado por esa chica, un poco baja de estatura, de tez blanca y ojos brillantes, una larga cabellera que acababa en… ¿como era el termino? , eso, ¡rulos! Y de un color Negro con un particular acabado en puntas verdes (algo atrevido para la época a mi parecer), ¿su nombre?, es demasiado largo, algo como Arabelle Aleksevna Gottshalck… no se que mas, para ese entonces teníamos la confianza de llamarnos de manera corta: Ella me llamaba Alger y yo a ella Belle. Llegamos a un bar luego de un par de minutos, y buscando un sitio cerca a la chimenea pudimos salir de nuestros guantes y abrigos, y luego de traer una bebida caliente (no recuerdo ya que era… quizás Café), dio inicio a una conversación que para efectos de ser comprendida se dio del siguiente modo:
Belle: Y bien Alger, ¿te has acostumbrado a este lugar?, Rusia acepta a cualquiera que quiera mejorar el mundo, a cualquiera que pueda dar una respuesta de esto tan misterioso y místico que viene pasando desde el fin de la guerra – tomo un poco de su bebida, sonriendo tras hacerlo -.

Alger: Todos los lugares a estas alturas me resultan iguales Belle, no se si haberte seguido fue buena idea, pues solo he visto domos y villas destruidas después de que saliésemos de Berchtesgaden, solo busco poder acabar esta cadena de acontecimientos, y tu me prometiste ayudarme en ello..

Belle: Es todo lo contrario, fuiste tu quien me prometiste ayudarme y por ello estas aquí, lo que debemos hacer ahora es buscar un arma digna de ti, pues si lo que me dijiste era cierto, solo hay una espada en este mundo loco que se acerca a lo que estamos buscando.

Suspire hondamente, dándole la razón pues era el principal motivo de que hubiésemos dejado Alemania y arriesgar nuestras vidas para llegar a Rusia, buscábamos de manera urgente cosas que nos ayudasen en nuestra tarea, armas, transporte, compañeros con quienes iniciar esta irracional y demente misión, la misión de corregir el error que la humanidad había hecho tras haber alimentado las arcas del odio y la locura, de la muerte y la perversión, y según lo que se rumoreaba había en Rusia (o lo que quedaba de ella) , específicamente en lo que es conocido como el Domo de Moscú, una espada que servía como llave para corregir todo eso, mas sin embargo, su misma naturaleza la hacia el tesoro mas custodiado de la vieja república, el que nos permitiría obtener a todos un futuro de felicidad.

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