viernes, 30 de marzo de 2012

En las arenas, (fragmento capitulo 1) Autor: Josue Antonio Vargas Jordan

Los 5 piratas de la arena seguían cabalgando huyendo a prisa y exigiendo a sus bestias al máximo cinco caballos Kornianos a punto de reventar. El calor del desierto ya se hacía insoportable pero pronto en minutos la Luna grande ocultaría al sol. Por una hora del eclipse el calor se haría un frio intenso, sin embargo haría fácil su visibilidad para sus perseguidores.

Los guerreros de Ubar, la ciudad imperio del norte del continente. Un eclipse atrás el grupo tuvo un encuentro con un guerrero térmico rezagado de la batalla.

-“Maldito térmico debe estar buscando pelea”- pensó Ariel, el líder de los piratas al verlo.

¿Quién va? -Dijo este con apremiante sonrisa, entonces lo vieron, acercándose, casi flotando. La plateada armadura karliana sobre el traje de mallas negro, el casco refulgente con una llama roja en la frente el signo de los guerreros térmicos llamados pirómanos, por incendiar a sus enemigos en batalla. Eran los soldados de Ubar, el clan de avanzada en el frente de batalla. El casco tapaba su rostro hasta la nariz dejando ver la boca sonriente de ¿un joven?, sus ojos no se veían en el cristal del yelmo. ¿Quién Va?- repitió la pregunta con el desinterés de quien ya sabe la respuesta, empezó a rodear a los cinco hombres esbozados.

Ariel el líder ignoro la pregunta y hablo a sus hombres. – alístense, si hay uno siempre debe haber otros escondidos… (A menos que sea un guerrero de rango) -pensó para si- ¡Somos viajeros Señor!, hombres honrados que buscamos el comercio en las ciudades del desierto…

-¿viajeros? Armados con ametralladoras ¡No, son Piratas!! Basura del desierto,-dijo señalándolos, la punta de su Lanza de Acero kárlico brillo un momento en su mano antes de clavarse en el pecho del viajero más atrasado, que empezaba a huir asustado; por cierto los guerreros de Ubar no usan cabalgaduras no las necesitan viajan muy velozmente a pie sobre la arena o debajo de ella si son del clan térmico. La velocidad del ataque no medro a Ariel quien disparo su ametralladora en ráfagas contra el ubariano, pelear contra un puñado de ubarianos sin usarlas era un suicidio y no usarla en contra de uno solo sería una estupidez, las ráfagas salían raudas por los cañones de las armas pero los proyectiles golpeaban ya solo la arena del lugar donde estaba el escurridizo térmico, Los cuatro piratas restantes miraban fijamente el suelo…

Este no era un guerrero de rango era un simple cadete que se había aventurado con ganas de ganar renombre, se le ocurría osar a pelear solo y ahora pagaría el precio, ya Ariel sabia como enfrentar a camorreros como este que se confiaban en su fuerza y poderes piroquineticos su famosa habilidad para luchar que les daba renombre. Su orgullo era su fuerza y su mayor debilidad, -¡Ea, Soldado! ¿Te vas a esconder?; Solo somos cuatro Piratas, ¡basura del desierto!!

Una erupción de arena y del cráter broto el soldado dando un gran salto de dos metros derribando a los caballos, el salto de las cabalgaduras lanzo en el suelo a sus jinetes,entonces sacando el sable que llevaba a su espalda, asesto un golpe cortando limpiamente la ametralladora del que estaba más cercano, luego con el puño cerrado dio un golpe en el pecho a uno de los jinetes derribados, y este sintió como se partían sus costillas y la presión de la fuerza de tres hombres del impacto que lo lanzo atrás de una duna a dos metros de distancia.

El líder pirata tuvo tiempo de disparar y ver como las balas rebotaban en el acero Karlico de la armadura, pero le dio tiempo suficiente para que los otros dos piratas dispararan aturdiendo con los golpes al joven guerrero. -solo el acero karlico atraviesa el acero karlico.- pensó y luego recordó que la lanza del soldado aun estaba en el cuerpo del pirata muerto. La arranco sin aspavientos y atravesó con toda su fuerza el pecho del cadete ubariano, impulsándose con sus piernas, la lanza atravesó la coraza y le entro por el esternón al soldado que no exhalo ni un grito pero un hilillo de sangre salió de su boca y el sable cayo de sus manos y dejo su cuerpo exánime, -¡esta muerto! (eso espero)- los térmicos tienen una asombrosa capacidad de recuperación, había visto algunos perder sus miembros superiores o estar gravemente heridos y aun así estaban de pie en cuestión de minutos o horas, pero este era un joven, solo un cadete.

Habían tenido suerte y escaparon con vida al menos cuatro de ellos y sus caballos, ahora se acercaba el segundo eclipse del día, tal vez podrían con algo más de suerte llegar a la ciudad flotante de Akerna gobernada por las damas guerreras rivales de Ubar, al anochecer podrían escapar de la venganza de Ubar;: sus caballos cornianos eran agiles y resistentes pero sin agua morirían en horas así que decidió que descansarían durante el eclipse en el Oasis de d’uan tierra sagrada y neutral donde no llegaban los soldados de Ubar y solo conocido por unos cuantos. Pero de pronto sus animales pararon en seco su andar, encabritados y nerviosos como si algo los detuviese.

-¡Que te pasa muévete estúpido animal!,-apretó las ujieres y aunque los azotaban no se movían- ¿Qué sucede Ariel?- Pregunto el más joven -esto solo puede ser obra de un cara plateada.

¡Ese sobrenombre nunca me ha gustado!- se escucho la voz estentórea pero ninguno vio de donde venia, alrededor solo había desierto y el sol ocultándose en la luna grande del cielo pero pronto donde no había nada apareció un hombre con una armadura la máscara de plata que ocultaba sus facciones, y en lugar de ojos dos cristales azulinos el cabello negro muy largo y una capa blanca con su capucha abajo era acero kerniano una distinción de los guerreros de rango de Ubar, y una V grabada en su armadura le declaraba como un guerrero Universal, uno de los tres clanes de guerreros de la ciudad imperio…

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